miércoles, 25 de abril de 2012

El obispo insiste: la homosexualidad se cura

Lejos de avergonzarse de sus sonrojantes palabras, el sonrosado obispo Reig Pla (ya saben, el que la lió parda con su incendiaria homilía del viernes santo) cree a pies juntillas que uno puede abandonar la homosexualidad como quien deja de fumar, con un poquito de voluntad.
Y para dar credibilidad a semejante imbecilidad, presenta el terrible testimonio de homosexuales que, guiados por tan bondadoso pastor, han conseguido abandonar el pernicioso estilo de vida gay. Lo siento mucho por esas personas, entiendo que el rechazo social aún pueda provocar estos comportamientos, pero cabría aclarar un par de puntos a este señor para que deje de darnos la murga.
- Ser homosexual no se elige. Es natural al ser humano, y no es posible (salvo terribles autoengaños psicológicos) cambiar la orientación sexual. La interpretación negativa o anti-natura que de la homosexualidad hace la iglesia (y la parte más rancia de la sociedad) es lo que conlleva a los homosexuales a padecer aislamiento y rechazo.
- No hay un único estilo de vida gay. Gays hay muchos y de comportamientos y actitudes vitales tan variadas como entre los heterosexuales. No todos somos promiscuos o buscamos sexo constantemente en clubes "de hombres nocturnos". Dicho lo cual, tiene todo mi respeto cualquier estilo de vida mientras se respete a los demás. Asignar a todos los gays el mismo comportamiento sería como entender que todos los sacerdotes son pederastas (porque haya algunos que lo sean) o que los hetersexuales acuden en masa a los clubes de alterne.
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